Durante bastante tiempo busqué una solución para las puertas del armario empotrado de mi dormitorio. Nunca me han gustado demasiado, por no encajar con el estilo y el color de los muebles de esta habitación. Hasta que un día, viendo una revista de patchwork encontré una solución fácil y económica, porque lo de llamar al carpintero se salía del presupuesto. Y me puse manos a la obra, con restos de tela que había utilizado para entelar los muebles del dormitorio y restos de encaje antiguo, cintas y piconelas confeccioné distintos colgadores en forma de corazón. Todos son diferentes aunque guardan un mismo estilo. Y como la idea me funcionó, me emocioné y continué haciendo colgadores para adornar el salón. Aquí podéis ver las fotos. Animaos la idea es sencilla, económica y bastante resultona.
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