El próximo domingo será el día de la Madre y este año he sido una chica prevenida y ya tengo hecho mi regalo para ese día tan especial. Se trata de un joyero de viaje con un aire delicado, romántico y muy femenino que espero que le guste a mi madre.
La inspiración en este caso ha llegado como suele suceder en estos casos sin previo aviso y donde menos te lo esperas. Lo cierto es que el otro día de regreso del trabajo pasé por delante de un quiosco de prensa y vi la revista "Casas de Campo"(la decoración es otra de mis pasiones). Decidí comprarla porque este mes viene con un libro de regalo sobre labores para el hogar. Como comprenderéis no puede resistirme.
Lo cierto es que el libro, que se titula "Creaciones de ensueño, para ti y tu casa" de Chantal Sabatier me encantó porque viene lleno de ideas preciosas para el hogar, pero de todas ellas lo que más me llamó la atención fue un precioso joyero de viaje. Mi mente dijo "Ureka" ya tienes ese regalo especial que andabas buscando para el día de la madre.
Así que me puse manos a la obra como suele decirse. Lo primero fue encontrar las puntillas para decorar el top del joyero. Como ya os he comentado en otras ocasiones fui a la mercería Amorós, en pleno centro histórico de Murcia. Fuensanta como siempre estuvo encantadora y me ayudó en la tarea de seleccionar las siete puntillas necesarias para conseguir el efecto "degradé", que tanto me gusta de este proyecto.
Si os fijáis en las fotos, espero que se pueda apreciar, las puntillas comienzan con un tono blanco y poco a poco van tomando color hasta llegar a un tono crudo más intenso.
Si tenéis ocasión de hojear el libro os daréis cuenta de que el diseño del top de mi joyero no es igual al del libro, donde las puntillas se disponen horizontalmente; en mi caso las puntillas están dispuestas en ambos sentidos.
¿Os preguntaréis por qué? Pues la razón es muy sencilla y no tiene nada que ver con la originalidad ni con la creatividad. Sencillamente me equivoqué y dispuse mal las puntillas. Una vez cortadas el asunto no tenía vuelta atrás. Después de superar esos minutos donde entras en modo pánico y piensas "La he fastidiado, ahora como lo arreglo". Pasé al modo, "todo tiene arreglo en esta vida..." a ver como me las ingenio.
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Cierre con botón de nácar |
Finalmente di con una solución que me parece que ha quedado muy bien, de hecho, me gusta más que la idea original. Si os fijáis en las fotos el joyero está rematado con un bies estrecho de mercería y cierra con un bonito botón de nácar, también de Amorós.
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Detalle del cierre |
En cuanto a las tela, he usado sólo dos; una sencilla tela blanca de algodón de Ikea cuya textura me encanta pese a no ser lino y un pequeña tira, tan sólo diez centímetros de ancho y apenas medio metro de largo, de tela estampada con fondo blanco y pequeñas rosas de té. Es una de esas telas que reservas para momentos especiales, lástima que fuera tan poca.
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Detalle de la aplicación |
El trocito era tan pequeño que tuve que hacer "malabarismos" para hacer los dos bolsillos que componen el interior del joyero. Fueron necesarias un montón de costuras de unión que tuve que ir ocultando con puntillas. Por lo tanto el interior de mi joyero constituye una interpretación muy libre del joyero original
Si os fijáis en las fotos las cremalleras están cosidas a mano con hilo de bordar; puse tres hebras para que quedaran más fuertes las costuras. Este detalle del joyero original me gustó mucho y decidí ponerlo en práctica. Es la primera vez que lo hago y me ha gustado mucho el acabado. Creo que repetiré.


El "guipú" que adorna el interior del joyero y el broche que lo acompaña, tiene un gran valor sentimental, ya que formaba parte del vestido de novia de mi madre. Hace años cuando yo era pequeña mi madre transformó aquel vestido en otro de princesa para mí. Recuerdo la ilusión que me hizo y las veces que me lo puse para disfrazarme. Eran otros tiempos donde no se vendían como ahora disfraces para niños.
Mi madre guardó el guipú y cuando hace algunos años dejó de coser porque su vista y su espalda no se lo permitían, me regaló todos sus retales y una caja llena de cintas, encajes, puntillas, botones ... Recuerdos acumulados de una vida dedicada a la costura. En aquella caja estaba este guipú. Espero que el detalle le guste.
En cuanto al broche también tomé la idea del libro y creo que acompaña muy bien al joyero. Hacía tiempo que mi madre me había dado para que se lo decorara y hasta ahora no lo había hecho. Espero que le guste como ha quedado. Si os fijáis en el corazón viene escrita la palabra "mamá" y aunque fue casualidad encontrarlo me ha venido de "perillas".
No me alargo más porque esta entrada es sin lugar a dudas se ha convertido en "un auténtico testamento" pero me apetecía un muchísimo poder compartir con vosotros todas estas experiencias y recuerdos. Espero que nos haya gustado. Hasta pronto y nos vemos en el próximo post. Feliz día de la madre.